El espejo es el «órgano de autocontemplación y reflejo del universo» como dice el mistérico Cirlot. Nada más acertado para describir los tipos de imágenes que irradian los cuentos de Asunción Caballero, en los que encontramos a personajes que se enfrentan al acontecimiento (aquel suceso decisivo después del cual nada puede ser idéntico) para pasar al otro lado de sí mismos y cumplirse. [?] Nada encontraremos en estos relatos por lo que ella no haya peleado antes. Su compromiso, más que con el lenguaje, es con aquellos a los que se les arrebató la palabra. Por eso la suya en cualquier caso siempre resplandece. (Del prólogo de Esther Peñas / A cuantos se les arrebató la palabra)