"El ajuar de mamá" supone el regreso de Jiménez Lozano a la narración corta, pletórico de buen oficio y siempre al margen de modas y corrientes. Su estilo personal y directo, sólo en apariencia sencillo, posee la inabarcable sutileza de la observación atenta de la vida. Si este rico y variado mundo literario destila sabiduría a través de innumerables personajes con voz propia es porque su autor -nadie lo dude- ha sabido escuchar antes de contar sus historias. Como desea Jiménez Lozano en la nota inicial de este volumen: «nada más tengo yo que añadir a quien lea estos relatos, salvo repetirle que ¡ojalá sea el silencio el que se lleve también la mejor parte en ellos, y luego le acompañe!».