Las fuentes orales, reivindicadas en la actualidad por los historiadores, precisamente a partir de estudiosos de la historia africana como Jan Vansina o David Henige, son imprescindibles para la comprensión histórica, siempre junto con las fuentes escritas, y también las audiovisuales. Y lo son porque recogen experiencias vitales que son menos accesibles en las otras fuentes. Los historiadores las utilizan para conocer la memoria de las experiencias de protagonistas de la historia política o cultural: políticos, activistas, escritores, artistas. Ese tipo de voces se recogen también en el anterior libro de Juan Riochí, La historia de Guinea Ecuatorial a través de sus protagonistas, y vuelven a recogerse en este segundo volumen que lo continúa. Pero tanto o más valor tienen los testimonios de personas más anónimas, profesionales de diferentes tipos, gentes de estratos sociales humildes que se han tenido que salir adelante en entornos sociales indudablemente difíciles. Gonzalo Álvarez Chillida Historiador Universidad Complutense de Madrid