A Otilia le gusta el mundo en general, con todos y cada uno de sus componentes. Una vez vio un gusano, y quería ser un gusano; otra, una manzana; otra, un piojo... Pero siempre acaba escarmentada por querer ser lo que no es. Tras varias experiencias similares, parece que Otilia ha dejado de querer ser todo lo que ve.