Una y mil veces, nosce te ipsum
Una y mil veces pondría la misma búsqueda en mi pasión por el deseo infatigable para que brote, a mi alrededor, una selva de creaciones.
Una y mil veces pondría idéntico entusiasmo por el tenaz estudio, en diálogo literario, con tantos escritores magrebíes, árabes, europeos y latinoamericanos.
Este amor a las literaturas universales y el espíritu investigador me sirvieron de herramientas para otear más allá de la lectura, emanada también de mi emoción por todas las artes, que me dotaron de auténtico placer espiritual, de una manera de pensar que considera el arte objetivo como esperanza y eudemonía.
Una y mil veces la misma búsqueda infatigable en mi afán por una lengua poética, entre las lenguas que me habitan.
Una y mil veces la misma mística, en alfaida contenida: emoción serena en el flujo de la pleamar.
…Y si mañana muero, ojalá no sea mañana, todo os lo entrego:
las gafas, el broche del pañuelo, las flores del cabello.
Sin embargo, escuchad:
Mis libros, mis versos son algo más,
locura-entrega,
amor-ternura,
que por vosotros se derrama.
Ensoñación, puerta a la imaginación.
Dulzura, ventana a la ternura.
Con esos mimbres os acompaño cantando.
Leonor Merino